Noche de reyes en otoño
Qué
lejos quedaron las noches de reyes
que
de tan lejos ni los recuerdos se acuerdan.
Porque
no engañamos a la memoria
y nos
sentamos sin impostura, en el suelo con los niños,
y
como ellos,
aprendemos
a mirar el vuelo de las mariposas
y
si somos capaces,
como ellos,
como ellos,
de pintar
los sueños con garabatos .
Cómo
engañar a la memoria,
si
nos cuesta sentarnos juntos,
si nos
cuesta hasta mirarnos,
y dónde estarán las pinturas Alpino.
Deberían imaginar que no creyera en
su existencia
y aún menos que los esperara.
Además se han equivocado de fecha,
aún se resisten las hojas a soltarse
de las ramas.
Si no es por ellos,
no me explico este ansiado regalo.
Poder sentir tus labios,
sin tiempo y sin mirar a los lados.
Te pedí ayuda para salir del río
helado
y dudaste al coger mi mano.
Te entregué mi agenda para que
rompieras las hojas
y no quisiste abrirla.
Intente construir puentes para no
vernos desde la orilla
y solo veías río.
Ya habíamos decidido privar al
tiempo
de la posibilidad de respirarnos.
Debieron ser ellos,
si no, no me lo explico,
pero podemos empezar por buscar
las pinturas y con garabatos
pintar nuestras dudas.
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