PROPOSICIÓN
La siembra del tiempo.
Recuerdos, sueños, esperanzas,
y nuestros cuerpos cansados,
nos proponen,
dar una oportunidad a nuestros labios.
Los dejaremos un momento a solas
para que se reconozcan,
para que se acaricien,
para que se acomoden
Húmedos ligeramente,
dejemos que se sequen para volver a
mojarlos,
que se resbalen sin orientación alguna,
que casi no se encuentren,
que casi pierdan su forma,
que sólo ellos piensen,
que descubran posiciones imposibles,
que la respiración sea una
y antes de que llegue la calma,
investiguen en el este juego sin
reglas
y encuentren su olor y su melodía.
Se abren,
se cierran.
La lengua desde las comisuras
irá recorriendo todas sus curvas
y recogerá los lamines
que los deseos han ido dejando.
Querrán hacer suyos los otros labios,
los dientes los sujetan suavemente
como para querer separarlos, pero los
dejarán
como plumón que desde lo alto se va posando.
Desearán sentir su calor
y recorrerán con un continuado pequeño
sorbo
el de arriba,
el de abajo
y los dos juntos.
En este momento de calma,
nuestros ojos
ya dueños del encuentro,
del recuerdo
y del deseo
esconderán su mirada,
para que a solas,
y dueños del pudor del tiempo,
un breve, cálido y dulce beso
nos haga otra proposición.
nos haga otra proposición.
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