ACTIVIDADES

lunes, 4 de junio de 2018


Fiebre

Pocas horas le dejó a la noche
para que se pierda mi cuerpo en su abandono.
Hace interminables las horas que quieren despedirse del día
y perderse en el sueño.
La fiebre devora con su cruel carrusel.
Vueltas y vueltas en una realidad irreal,
no son pesadilla, son sueños falsos.
Sudor pegajoso y frío que asfixia el aire.
Vueltas y vueltas sobre una maraña
que cuanto más quieres evitarla,
más te anuda y confunde.

O calentura fría de la salida de un túnel sin fin,
del desasosiego que se come las uñas pintadas,
del empacho de imágenes volteadas,
de cuerpos perezosos que se dejan caer en un agotador descanso,
de los ojos abiertos en lucha con sus párpados,
de la bestia enclaustrada ansiando la derrota,
como manubrios locos que no encuentran grano.

Amada mía,
de tu recuerdo quiere alejarme,
sus celos, su caos, su ardor y su frío son culpables.
Esta hoguera me engulle y me ahoga,
solo deseo la tuya,
tan imprescindible en los días perdidos,
que enciende las auroras,
que sofoca mi extravío
y ahoga la ausencia.


sábado, 2 de junio de 2018


CAJÓN DE SASTRE

Podemos tener miedo al viento,
pero ¿podemos negarnos a él?

Los fuegos de artificio son por la noche,
por el día son las tracas. 

Entonces,
¿por qué no mejor a mitad de camino?. 

Confieso necesitar una isla
en la que solo quepamos dos.

Las apariencias son, 
lo que son.

Y si no me has aprobado,
¿tengo recuperación?. 

No es lo malo vivir en la espera,
lo malo es que esta no termine. 

El primer gajo siempre es extraño
los demás ya son conocidos,
ya han sido presentados. 

Háblame de las cosas más sesudas o
de cosas intrascendentes
o de las que creas más importantes
pero deja que yo las ordene. 

Peor que no sentirse correspondido,
no es peor acaso,
no sentir nada. 

Final feliz y
después. 

Tenme por lo menos unos días a prueba,
pero guarda el ticket
por si quieres devolver el producto. 

50 años dando vueltas y vueltas a la leche para disolver el cacao.
He decidido pasarme al Nesquik. 

Hacía mucho que no nos sabíamos,
me invitaste a tu fiesta.
Apurando uno de los vasos
terminé recogiendo las banderitas sólo.

¿ Y los que fingen un orgasmo
cuando hacen el amor a solas ?

¿Tu te enamorarías de una persona como tú?.
 

No ordenes mi orden,
será entonces desorden.

Ruines los que toman la felicidad
de los demás y la convierten
en infelicidad propia
para lanzarla contra ellos.

Visita a Arco 2015:
Había más pintura en las caras que en las paredes.
Arco 2018:
La censura se hizo protagonista con una de sus obras.
La censura colgó en una pared una de sus obras. 

Para que pudiéramos fiarnos de los demás
solo tenemos ojos delante. 

Las parejas se forman rompiendo otras,
cuantas parejas se rompen para terminar solos. 

Tres:
Es la cantidad que necesita muchas veces el dos para funcionar. 

Un mal me achaca y
a corto plazo no tiene cura,
estoy enamorado.
 

Los gatos callejeros además de comida,
también buscan cariño.

Además de tus ojos,
lo que más me gusta de ti

nunca lo podrá reflejar el espejo.


viernes, 1 de junio de 2018

BÚSQUEDA

Por exposición continua,
esquina busca rincón
para arrinconarse.


Cuarenta años 


Había nacido hacía cuarenta años, precisamente ese día.

Mis dos hijos comían en el Instituto y eludían los cumpleaños, mi pareja prefirió ir a mirar un restaurante con su hermana para celebrar el de su padre..

A la salida del trabajo, funcionario para más reseñas, fui a una terraza interior de un centro comercial, el día estaba algo fresco y quería comer en un sitio desahogado.

Pude elegir el sitio desde el que observar todo el espacio, aunque reconozco no fijarme mucho en los demás, tenía ganas de ver gente haciendo lo mismo que yo, ellos no sabía que iban a ser mis acompañantes en esta mi especial celebración.

Algunos trabajadores estaban sentados en una mesa amplia, la desordenada decoración de su ropa indicaban su actividad laboral.

Pasaron dos chicas que dudaban en quedarse, bien enfundadas en pantalones de cuero y encantadas de conocerse, como caminando por una pasarela miraron el menú y marcharon.

Debí llegar más pronto de lo habitual, había bastantes sitios a elegir. Mientras esperaba la atención del camarero y el servicio después, a la vez que los espacios se ocupaban iba creciendo el ruido de voces descompasadas.

Dos chicos y una chica se sentaron en una esquina, luego entendí que su sobrepeso tendría algo que ver con la fruición a la hora de comer, la misma con la que compartían su contagiosa alegría. La comida no iba hacia ellos, ellos viajaban hacia ella.

También había una pareja de bastante edad. Eran una involuntaria invitación  a contemplar la dulzura de sus movimiento, sus miradas y reposada conversación, sin prisa por la llegada del postre.

Tres millennials  con tres trajes, tres maletines, tres móviles grandes  y tres cabezas  muy repeinadas.

Dos parejas se sentaron en la mesa que quedaba libre a unos  diez metros de donde yo estaba, alardeaban de los móviles, que no los dejaron de usar ni mientras comían, una de las chicas creo que algo más joven que yo, de vez en cuando miraba hacia donde yo estaba, además me pareció muy guapa, me recordaba a una chica con la que salí al mientras hacía Bachiller. Esta chica seguro que se llama como ella, Ana.

También había una pareja de adolescentes que llegaron con su isla y en ella siguieron, creo que salvo la hoja del menú, todo lo demás estaba en mar abierto

-Qué lejos está de mí ese afortunado encuentro-.
Me di cuenta que me había colocado bajo la televisión, de vez en cuando algunas miradas de los comensales se dirigían hacia ella, sólo imágenes encontraban,  afortunadamente huérfana era de sonido.
-Curiosa menestra de comensales-.
Mi relación con las compañeras de trabajo o con las mujeres en general era muy indiferente, mi compañera era mi referencia, -para que danzar más-.
Pero Ana no paraba de mirar, cierta inquietud crecía durante la comida a la vez que se hacía más lento masticar de cada alimento,  ya ni me acuerdo que comí de segundo plato.
Poco a poco fueron desapareciendo todos los comensales, como mi interés por ellos, a hurtadillas, la seguía mirando.
Una de las parejas de este grupo se levantó, quedó Ana y un chico.
Ya con algo de descaro no escondía mi mirada, por otro lado,  el acompañante de Ana estaba muy interesado en su isla digital.
Hace mucho tiempo que no me atraía tanto una mirada, una persona y una sensación.
Cada vez me sentía más inquieto, si marchara el chico que le acompañaba, pensé en acercarme con cualquier pretexto y hablar con ella.
Esa sensación de ser observado, de compartir miradas, de la creciente atracción, que arrinconada estaba en mi memoria. Me sentí afortunado, sorprendido, emocionado y con un especial vértigo.
Pedí un café y deseé que no terminara, ni el de ella tampoco.
Algo salió en Televisión que muchas personas miraron, yo ni tenía interés y además estaba encima de mí, mis ojos ya tenían dueña.
Los acompañantes de Ana también miraban, ella sacó un cajita del bolso y de la cajita sacó unas gafas y miró hacia la televisión.