Esa
ciudad
Esa ciudad
del viento
que azota
con su locura.
Esa ciudad
del frío
que quiebra los
huesos,
Esa ciudad del
calor sofocante
que quema
los besos.
Ya nadie se
para en sus calles,
ya nadie se
mira a la cara,
están los kioscos
vacíos,
y las esquinas
sin encuentros.
Quién se ha
adueñado de su destino.
No corren los niños
en las plazas,
languidece la
memoria en sus bancos,
ha perdido
su esperanza.
Hemos
sacrificado los días,
hemos enjaulado
sus risas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario