COMO CASA ABANDONADA

Como en casa abandonada,

el tiempo desvela  las debilidades,

el  tiempo despabila las fortalezas.

 

 El tiempo

con nuestras dichas y desdichas

modelará nuestras virtudes y defectos,

y se harán más vivibles

cuando estemos solos,

cuando nos agoten las derrotas.

No todos los secretos morirán con nosotros.

Como en casa abandonada,

las paredes enladrilladas
de memoria perecerán

en su intento de ocultar verdades,

el tiempo raspará la cal que las oculta.

Entre sus muros

descubriremos que una despedida

quizás ya no encuentre otra fecha,

que tendremos que  acostumbrarnos

a dejar marchar todo lo que temíamos perder,

que nada es para siempre,

que cada uno es como se despide,

que cada uno es cómo te despiden.

Pero no dejemos

que la soledad la devore,

entremos en ella,

abramos las ventanas,

acompañemos al aire

a caminar entre sus entrañas

y dejar que se lleve el polvo dormido.

Finalmente

subamos al  desván,

huellas repletas
de recuerdos y ausencias

perdidas en el tiempo  y en su significado,

encontraremos por todos los rincones.

Pero rebuscando entre estas huellas,

convertidas en cachivaches, papeles y  telas  de araña,

hallaremos los planes de la memoria,

que con un velo protector

fueron depositados por sus moradores,

para que alguien los encontrara,

los devolviera a la vida,

quemara  la carcoma del tiempo

y quitara el óxido a sus fortalezas.